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CÓMO JUZGAR Y SELECCIONAR LAS FRUTAS

A la hora de elegir las frutas es importante tener en cuenta lo siguiente:

  • Compra la fruta de temporada, ya que es cuando la calidad es superior y los precios son más bajos.
  • No compres fruta dañada, a menos que el daño sea leve y consúmela inmediatamente.
  • La fruta es mejor comerla cuando está madura, no cuando está verde o demasiado madura. Aunque hay algunas frutas que pueden comprarse verdes y terminar de madurarse en casa. Desgraciadamente, la mayoría de las frutas son cultivadas en un suelo al que le han añadido productos químicos para aumentar la productividad, y la fruta ha sido fumigada con pesticidas químicos. La espesa cáscara de las piñas, melones, plátanos, mangos y aguacates protege su pulpa de forma natural frente a la mayoría de los insecticidas químicos. En el caso de otras frutas, lo único que puede hacerse es lavarlas y frotarlas a fondo con agua y bicarbonato de sodio. Pélalas si así lo prefieres, pero intenta quitar sólo la piel fina, pues la mayor concentración de nutrientes está precisamente bajo la piel.
  • Las uvas, las cerezas y las fresas no tienen protección contra los altos niveles de residuos químicos, por lo que se aconseja no comer grandes cantidades de estas frutas a menos que hayan sido cultivadas orgánicamente y de temporada.
  • Las manzanas, peras y ciruelas suelen encerarse para dotarlas de una apariencia brillante. Por esa razón es mejor pelarlas, a no ser que sean orgánicas.
  • La fruta es más exquisita si se coge del árbol en la plenitud de su maduración. Donde quiera que vivas, trata de tener y cultivar tus propios árboles frutales. Ninguna fruta comprada en tienda puede compararse a la fruta madura recién cogida en cuanto a sabor y calidad.
  • Siempre que sea posible, compra fruta a un agricultor.
  • Hay varias cosas que comprobar. En primer lugar, que sea fresca, sin arrugas y sin golpes. El color debería ser el característico de la fruta madura. Si está deformada, su sabor y texturas son inferiores a los normales y habrá que evitarlas. Los tamaños medianos generalmente son mejores que los muy grandes o los muy pequeños.
  • Las frutas maduras, independientemente si pertenecen a la clasificación ácida, subácida o dulce, poseen un cierto dulzor y, en la mayoría de los casos, es posible juzgar la madurez por la apariencia, fragancia, tacto y, desde luego, el sabor.
  • La fruta inmadura es muy indigesta y, generalmente, muy desagradable al gusto.
  • Las frutas muy maduras son todavía peores. Cuando comienza la putrefacción, el azúcar se transforma en dióxido de carbono, alcohol y ácido acético (fermentación) y el valor nutritivo y sabor de la fruta se deteriora rápidamente. Pierde agua y se vuelve esponjosa, harinosa e insípida.
  • La fruta es potencialmente alcalina, es decir, produce una sustancia alcalina después que ha pasado por el proceso de digestión. Si la fruta es de mala calidad, inmadura o demasiado madura, sobre todo si está fermentada, produce una reacción ácida en el cuerpo y su absorción crea muchos síntomas desagradables, tales como nerviosismo e insomnio, además de problemas digestivos y alérgicos.
  • Si la fruta no sabe bien, tírala. Es mejor perder algún alimento que perder la salud.
  • La mayoría de las frutas maduras prácticamente no tienen ninguna parte dura, pero no están blandas. Muchas frutas maduras exudan una fragancia deliciosa, pero delicada. Por regla general, es mejor comprar frutas que están casi maduras, y comerlas en cuanto el sabor llegue a su máxima plenitud (o meterlas en la nevera cuando están maduras y comerlas tan pronto como sea posible).
  • Los plátanos (bananas), aguacates y algunas otras frutas se pueden comprar verdes y madurarlas en casa. Para acelerar la maduración de la fruta muy dura, métela en una bolsa de papel de estraza con una manzana o un plátano. Las manzanas y los plátanos emiten una clase de gas natural de maduración, el etileno.
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