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CÓMO EVITAR LAS INDIGESTIONES (parte 2)

Una buena digestión es algo totalmente normal y, por el contrario, una mala digestión indica que las fuerzas vitales están mermadas, debido a un modo de vida inadecuado y, sobre todo a las malas combinaciones de alimentos. Los sufrimientos humanos encuentran su origen en la influencia desastrosa del entorno y en la ignorancia o la negligencia sistemática de las leyes fisiológicas. La salud óptima sólo se obtiene y se conserva si se observan debidamente todas las leyes de la naturaleza.

¡Cuán más eficiente resulta el proceso digestivo cuando se come con calma en un estado mental sereno que cuando los alimentos se ingieren en un estado de agitación mental, sea del origen que sea! ¡Y en qué gran medida no se ve afectado el proceso de la digestión por la conducta de la misma persona después de las comidas, según descanse o se ponga enseguida a trabajar! El descanso, una vez terminada la comida, es indispensable para una buena digestión. Nadie puede digerir bien los alimentos si, después de masticarlos a medias, salta de la mesa a su trabajo como si fuera un galgo liberado de su dogal.

Cuando se vive a este ritmo, como a menudo ocurre en las grandes ciudades, cuando todo, incluso el comer, se realiza a velocidad de vértigo, cuando las mandíbulas no dan abasto y la comida es tragada a medio masticar, día tras día y año tras año, cuando se vuelve al trabajo inmediatamente, sin dar el mínimo descanso al cuerpo ni a la mente, por fuerza la naturaleza ultrajada tiene que pedir cuentas. La capacidad de todo ser humano para aguantar esta vida de condenado a galeras, siempre tiene un límite, pero dicha capacidad depende de las diferencias de constitución de los distintos individuos. El fuerte aguantará más tiempo que su compañero débil, pero tarde o temprano el más robusto sucumbirá también a la agresión de este tipo de vida.

Cuando, debido a carencias o a excesos de cualquier naturaleza, la constitución humana se deteriora y merma la vitalidad, uno de los primeros síntomas de la depresión vital es un debilitamiento de la capacidad digestiva.

Para recuperar la capacidad funcional del organismo agotado, hay que abandonar todas las prácticas debilitantes. Luego, se hará un uso racional de los medios y factores naturales que constituyen el sistema higienista. Después de haber desaparecido todas las causas de debilitamiento, los factores esenciales para la salud (descanso, alimentación adecuada, ejercicio, aire puro, agua limpia, sol y buenas influencias psíquicas y morales) acabarán de restablecer el organismo y la eficiencia de sus funciones.

Una vez que, gracias a los medios higienistas, el cuerpo se haya liberado de las toxinas que le agobiaban, y una vez restablecidas la energía nerviosa y la capacidad de eliminación, digestión y asimilación, es sólo entonces cuando se produce un retorno gradual al estado de salud. Hasta que no se haya realizado esto, ni la mejor dieta puede dar los resultados deseados. ¡Cuántos pacientes han sido llevados a la tumba aquejados de enfermedades crónicas o agudas, a pesar de haber adoptado una dieta estricta! Lo que demuestra la ineficacia de una dieta para detener la enfermedad y recuperar la salud, si no va acompañada de los demás factores y cuidados higienistas. Éstos no tienen gran eficacia en el tratamiento específico de un solo órgano, sino que actúan para el bienestar de todo el organismo. Así pues, una nutrición correcta es útil para el cuerpo entero y no sólo para una determinada parte. De ahí que la labor primordial del higienista consista en proporcionar al paciente el beneficio de todos los medios del higienismo, en su aplicación más amplia y correcta, porque sólo entonces tendrá una verdadera oportunidad de recuperarse.

Es menester hacer de nuevo hincapié en que la alimentación, a pesar de su gran importancia tanto para la persona con buena salud como para el enfermo, no basta, por sí sola, para preservar ni restablecer la salud. Es sólo en conexión fisiológica con el agua, el ejercicio, el descanso y los otros elementos vitales, cuando puede manifestar su auténtico valor. Todos estos medios reunidos contribuyen de manera diversa en los procesos curativos, pero ninguno de ellos tiene un valor superior a los demás, pues cada uno es indispensable y esencial. La salud se recupera no mediante la aplicación de un factor higienista aislado, sino de todos ellos en su conjunto.

El reposo fisiológico (o ayuno) es valioso en todos los tipos de alteración de la salud, y en los casos de indigestión es el medio más seguro y eficaz, al dar descanso a un sistema digestivo agotado. Al ayunar, prácticamente todos los órganos reducen su actividad, por lo tanto descansan, con la única excepción de los órganos de eliminación (de excreción), los cuales aceleran su ritmo de trabajo. De ahí que durante el ayuno, el cuerpo sea capaz de liberarse de la acumulación de residuos tóxicos. El descanso (mental, físico y fisiológico) constituye el medio ideal para facilitar la eliminación de toxinas.

No debemos olvidar que la salud, cuando se pierde, sólo puede recuperarse mediante un laborioso proceso, en el que el paciente tiene la máxima y casi única responsabilidad. Implica una gran determinación y perseverancia a la hora de adquirir hábitos sanos que lleven a alcanzar nuevamente aquel bien tan precioso, LA SALUD.

Si tienes problemas digestivos (o cualquier tipo de enfermedad) y necesitas asesoramiento no dudes en contactarme en privado a través de esta página. Con la Terapia Higienista te garantizo que vas a obtener grandes resultados en un período corto de tiempo, sin necesidad de tomar fármacos ni suplementos ni alimentos cancerígenos, sino tan simple como darle a tu organismo el alimento que realmente necesita y respetando las combinaciones entre ellos. Gracias!

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